Cuando era pequeña, recuerdo que los días de Navidad eran los más mágicos del año: días sin madrugar, en pijama hasta medio día, más tiempo para jugar, para compartir con mi madre, mi abuela y mi tía que la vivían con una ilusión desbordante y contagiosa. Todo era especial: decorar el árbol, hacer dulces caseros o jugar a los juegos reunidos (éstos solo los recordarán quienes tengan cierta edad 🙂 El tiempo galopaba entre quehaceres para las grandes cenas del año: Nochebuena y Nochevieja. Cada cena tenía miles de detalles, por lo que el número de compras se multiplicaban. Ambas estaban llenas de rituales y debían quedar perfectas. Tras la Nochevieja y estar de fiesta hasta que el cuerpo aguantaba, el nuevo año empezaba siempre con cansancio. Aunque rápidamente pasaba porque se aproximaba la última etapa de estos días festivos: ¡la llegada de los Reyes Magos! Si lo anterior eran días especiales, los Reyes Magos confundían fantasía y realidad en un equilibrio perfecto. Y es que, la Navidad y toda su parafernalia, estaba diseñada para crear toda esa magia para la infancia.
El recuerdo de la navidad Vs tu momento actual
Luego pasan los años, y la vida, como es normal, cambia. Algunos seres queridos se van, iniciamos relaciones sentimentales que se terminan, vivimos lejos o no congeniamos con los familiares que nos quedan. Comparamos el recuerdo de lo que eran estas celebraciones en la infancia con lo que es ahora. La experiencia de la Navidad se va transformando y de eso tiene mucho que ver que ya no es todo en torno a nosotros pues dejamos de ser niños, y también tiene mucho que ver cómo nos sentimos al finalizar cada año y empezar uno nuevo. Pues, añadido a todo esto, los cambios de ciclo, por su simbolismo, también nos influyen.
La navidad es una época en la que muchas personas sienten depresión y momentos de tristeza. Si necesitas ayuda ponemos a tu disposición a los mejores psicólogos online que trabajan a precios accesibles.
El reto de la navidad cuando atraviesas malos momentos
Pero lo que no cambia nunca es el bombardeo de mensajes que recibimos estos días que hacen de la felicidad algo obligatorio, a un nivel que resulta casi perverso: la falacia del positivismo nivel premium.
Y no digo que la Navidad no pueda ser un momento bonito y entrañable, porque puede ser un tiempo de familia e ilusión para muchas personas, aumentando el sentimiento de pertenencia, alegría y bienestar₁. Pero también pueden ser un reto complicado para nuestra salud mental cuando atravesamos momentos personales que nos resultan difíciles o cuando nuestra realidad ya no es tan familiar. Si es así, podemos transitar estos días con un aumento de malestar por las expectativas creadas, y por la presión social₂.
La navidad y el invierno
Pero no podemos olvidar que, para colmo, esta época tan intensa y con tanta estimulación, transcurre en los días con menos luz del año y también, los más fríos: inicia la estación de invierno. Y en consecuencia y de forma natural, lo que más apetece es resguardarse, ir hacia dentro, estar en casa y tranquilos. Y algunas personas, si pudiéramos, hibernar.
Pero dado que lo hibernar no es muy viable ¿cómo podemos sobrevivir a estas dos semanas que están por llegar surfeando la ola de la felicidad esperada que nos llega de la familia, el marketing y las redes sociales? ¿Cómo responder a la presión social que se deriva de toda tradición? ¿Cómo vivirla a tu manera?
Porque sí, si una cosa está clara es que, como cualquier época del año, tienes derecho a vivir estos días como realmente quieras, sin dejar que el mundo decida por ti. Y más aún estos días que pueden hacer que nos sintamos más sensibles, en soledad o removiendo recuerdos y nostalgia.
Ideas Para Tener unas Navidades Propias
Aquí te comparto seis ideas súper sencillas que te pueden ayudar a tener unas Navidades propias:
➤ Reconoce cómo te sientes
Porque aceptar cómo nos sentimos es el primer paso para afrontar cualquier cosa. Si no estás pasando un buen momento porque estás atravesando un duelo, no tienes trabajo, te han dado un mal diagnóstico o te encuentras mal por cualquier otra razón, y vas a una cena o comida de Navidad, no pretendas que estás bien y exprésalo. Puedes decir “no estoy pasando un buen momento, pero voy a intentar pasármelo lo mejor posible”. Idealmente nos podemos encontrar con un entorno que responde con empatía: “aquí estamos si necesitas cualquier cosa”. Pero no lo esperes, porque no siempre pasa. Reconocerlo ya es un paso importante y además das la oportunidad a los demás para que aflojen expectativas de felicidad enlatada.
➤ Escucha a tu cuerpo y hazle caso
En una sociedad tan mental y en una época con la presión social por bandera, no es fácil tener una Navidad genuina y atendiendo a tus necesidades personales siempre. Pero como con todo, es cuestión de práctica. Si tienes dudas y no sabes qué hacer con las ideas de planes que te llegan, atiende a tu cuerpo ¿Qué sensaciones físicas aparecen cuando piensas en ese plan? Y, lo más importante, sea lo que sea, hazle caso. Porque el cuerpo nunca miente. Tienes derecho a decir que no también en estas fechas. Y no tienes por qué excusarte o dar explicaciones por ello. Un “no, gracias” debería ser suficiente. Igual que cuando dices sí, dices no, sin pedir perdón. Porque no hacer caso a lo que verdaderamente sientes, puede tener un precio alto en tu salud a largo plazo. Miles de publicaciones hay ya sobre esto. Si te interesa el tema y quieres indagar más, un ejemplo es el libro Cuando el cuerpo dice no de Gabor Maté. Pero hay muchos más.
➤ Muévete, aunque sea suave
Olvida el número de pasos y la búsqueda de la actividad física perfecta, y simplemente mueve el cuerpo. Como cuando éramos pequeños y el movimiento era algo espontáneo: una vuelta en bici, darle unos toques al balón, poner algo de música y dejarte llevar sin pensar en el resultado. Cualquier tipo de movimiento nos subirá un poquito el ánimo, da espacio a la expresión emocional y nos aportará salud en general.
➤ Haz más cosas de las que te hacen sentir bien
Sí, de esas que nunca fallan: prepárate un café especial, tómatelo con la última música que acabas de descubrir y que te encanta, cuida de tus plantas, etc. Pero si además esa actividad permite la expresión, mucho mejor. Porque la expresión libre en sí misma ayuda: escribir, dibujar, pintar, danzar, hacer música, etc. Ex presión puede entenderse como sacar de prisión las emociones, una acción que en sí misma resulta liberadora. Piensa primero cuáles son esas cosas a las que tienes acceso y que verdaderamente te hacen disfrutar, y aprovecha estos días invernales si dispones de algo más de tiempo.
➤ Sal y toma el sol
Quizá vas a pensar ¡qué tontería! ¡pero si es invierno! ¿cómo voy a tomar el sol? La luz solar es el mejor regalo que te puedes hacer. Aparte de regular un montón de funciones a nivel fisiológico, es el antidepresivo más universal y accesible que existe. Aún en un día nublado la estás recibiendo, porque las nubes no la bloquean del todo. Es especialmente beneficioso exponerse a la luz del amanecer y del anochecer, porque además te regulará de forma natural los ritmos circadianos. Simplemente, pasa más tiempo en exteriores del que lo haces habitualmente y tras unos días mira a ver qué tal te sientes. Y si tienes la suerte de vivir en un lugar que tiene un balcón o una terraza, si vives en el campo ya ni te cuento, aprovecha y sal. Cuánta más piel expongas mejor. Pero si hace mucho frío, también funcionará porque no solo la piel, los ojos también tienen fotorreceptores.
➤ Menos pantalla y más naturaleza
Y si ya puedes hacer esto, despegarte, aunque sea a ratos de las pantallas, y sacar algún momento en estos días para ir a la naturaleza, ¡pura fantasía! Te permitirá estar más conectado a ti y no tanto al bombardeo del que hablábamos, y la naturaleza ya sabemos que es otra gran reguladora del sistema nervioso aportando, sobre todo, calma.
Conclusiones
Estas han sido solo unas cuantas ideas de las infinitas que hay. Puedes ir probando y decidir si mantenerlas o no basándote en tu propia experiencia. Experimenta y mira a ver qué te va bien. Lo más importante por encima de todo, es que te dejes llevar estos días por lo que sientes y no por aquello que se supone debes sentir. Deja de luchar por la presión social y permítete tener una Navidad propia o unas vacaciones de invierno a tu manera, auténticas.
Y si sientes que te va a costar o simplemente quieres ponértelo un poco más fácil, ábrete a que te acompañen profesionalmente. A veces, solo necesitamos transitar algo sabiendo que hay alguien al otro lado que verdaderamente nos entiende y nos ayuda.
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Recibe un abrazo cálido y buen inicio del invierno.
Referencias externas:
- Smith, J. A., & Johnson, L. M. (2020). The impact of holiday celebrations on emotional well-being: A study of family tradit Journal of Happiness Studies, 21(3), 345-360. https://doi.org/10.1007/s10902-019-00123-4
- Brown, R. T., & Green, S. P. (2019). Social pressures during the holiday season: A psychological perspective. Journal of Clinical Psychology, 75(2), 150-165. https://doi.org/10.1002/jclp.22789
Escrito por: Fátima Al Mesri Rodríguez
Especialidades: Psicóloga, Coach corporal y Coach creativa.
Fecha: 23/12/2025
Los consejos y recomendaciones de este artículo tienen un carácter divulgativo y en ningún caso sustituyen el diagnóstico y tratamiento de un Psicólogo titulado. Si estás atravesando un momento de crisis en tu salud mental, te recomendamos que pidas ayuda profesional.